domingo, 4 de agosto de 2013

Rebelión (en los años 1600) y el dolor negro.

Yo soy Caribe, soy salsa e, inevitablemente, escuchando esta canción, nace en mi una inmensa necesidad de levantarme a bailar y cantarla. Creo que hay muchos motivos para eso.



Rebelión, mejor conocida como "En los años 1.600", es una de las obras que mejor representa la salsa brava, subgénero que, por su fuerte presencia instrumental y ritmo marcado, es considerado como la más pura y original de todas las vertientes de salsa; en ese sentido tradicionalista talvez comparable al "samba de raiz".

Por ser el primer post sobre salsa, antes de seguir con Rebelión, quiero hacer un breve parentesis con un poco de la historia del género. Los ritmos afro-americanos en general tienen un boom más reciente de lo que se imagina. Su popularidad solo vino al final de los años 50, cuando casas nocturnas norteamericanas, principalmente nuevayorquinas, descubrieron la fuerza del estos ritmos en el mercado americano. Después de un auge espectacular los ritmos afrocaribenhos perdieron mucho espacio por la llegada del rock y solo consiguieron retomar su lugar progresivamente cuando la "Fania All Stars" catapulta internacionalmente artistas como Willie Colón, Cheo Feliciano, Hector Lavoe, Celia Cruz y Rubén Blades. Los artistas de esta generación hacen parte del boom de la salsa que consagró el género por todo el mundo.

La salsa comienza entonces a hacer parte del repertorio musical de muchos países latinoamericanos. Para 1986, en Cartagena de Indias, ciudad de la costa caribeña colombiana, Joe Arroyo ya contaba con relativa fama cuando lanza el sencillo que, sin duda, consagrará su carrera: Rebelión.

"Rebelión" nos cuenta la historia de una pareja de esclavos negros del siglo de XVII, aparentemente recién llegada a tierras neogranadinas (colombianas), que son maltratados por su nuevo amo español en plenas calles de Cartagena. El negro acepta su represión, pero no puede aceptar que el español le pegue a su mujer, a su negra, y se rebela contra el blanco. La canción no nos cuenta que sucede después de tal osadía. Probablemente lo que sucede seria demasiado fuerte o triste como para ser contado y el autor prefirió simplemente exaltar el acto de rebeldía y honor, del negro frente al abuso blanco.

En este sentido, Rebelión da un paso diferente al de otras canciones que denuncian la represión española en la América Colonial, como es el caso de "Plantación Adentro" de Rubén Blades, donde el indio Camilo Manrique muere asesinado por su patrón sin que nadie haya hecho nada. El juez decreta que la muerte fue por causa natural y el caso se encierra.

En rebelión el final está abierto. No sabemos que pasó. Pensando historicamente, caso esta historia realmente hubiese acontecido, probablemente el negro estaría decretando su muerte. Arroyo, sin embargo prefiere decirnos que lo que vale fue su acto heróico.

Me gusta pensar que para Arroyo, esta salsa y la salsa en general es también un acto de rebelión del negro sobre el blanco. Estamos en los 80 y en la escena cultural latinoamericana aún existe racismo (como aún existe ahora en los 2010s). Pero ya pasamos a Luther King, Mandela y compañía; después de ellos y del éxito internacional de los artista de la Fania, fue abierto un espacio donde los tambores africanos pueden plantarse fuertes contra los bien comportados ritmos blancos que dominaron la escena musical durante toda la historia de las colonias y, posteriormente, de los países americanos.

Con la internacionalización de la salsa se vive un momento donde finalmente es posible recordar la historia negra y exaltarla como una historia de sufrimiento, pero de dignidad. Una historia que hace parte de cada uno de nuestros países y de cada uno de los latinoamericanos, inclusive de los blancos. No es por acaso que Arroyo comienza diciéndonos que nos quiere contar "un poquito de la historia negra, de nuestra historia".

A mi ver, en algún nivel, el ritmo inconfundiblemente africano de los tambores de Rebelión y principalmente su contundente letra, le dan voz a un dolor guardado hace muchos siglos y abre puertas para que los que se sienten oprimidos puedan expresarse y de alguna forma rebelarse una y otra vez contra las fuerzas tradicionales de la cultura blanca opresora que es la cultura en que todavía vivimos.

Por eso, cuando "Rebelión" toca en bodas, bares y discotecas, no hay quien no se levante y arriesgue seguirle el ritmo a los tambores. No hay quien no la cante, y con la fuerza de lo que nos duele grite junto al coro"No le pegue a mi negra".

Nenhum comentário:

Postar um comentário